
Parece que fue ayer el primer día que visité la página de
google. Yo soy de esos frikis que llevan en
Internet desde prácticamente sus primeros días, y cada vez que alguien se inventa algo nuevo, yo suelo decir como decía mi abuelo cuando alguien intentaba convencerlo de las bondades de algún nuevo invento: ¡Anda, pero si eso es una lorna modificada! (Ni la familia llegamos nunca a saber lo que era una lorna)
Esto viene al caso, porque acabo de leer en el blog del amigo Carlos Cano sobre
posicionamiento SEO, un artículo hablando sobre los vendedores de aceite de serpiente, aquellos que salían en las novelas del ínclito Marcial Lafuente Estefanía, pero adaptados al
nuevo entorno digital, y arremete Carlos contra ellos con mucha diplomacia, para que les pique a aquellos que comen ajos, pero me temo que en este caso yerra, pues no van por ahí los tiros.
Las personas que dicen ser
expertos en posicionar páginas web y que van por ahí dando charlas, cursos, seminarios, conferencias, jornadas o como queramos llamarle a esos actos (yo les pregunto la diferencia, y los dejo balbuceando frases inconexas), van a comisión de los políticos que les ceden el espacio para realizarlos, y las
empresas que contratan sus
servicios pagan no por los
resultados que ya sabemos que no se producirán, sino porque esos supuestos
maestros del posicionamiento en Internet reparten con los políticos, y obtienen a cambio una factura perfectamente válida, y que si varios años después les llega una auditoría, demostrar que el trabajo no se realizó, es algo imposible.
Obviamente esto que digo no lo puedo demostrar, así que para evitarme problemas legales pongo la típica coletilla esa de "cualquier parecido con la coincidencia, es pura realidad", ¡y que se pique el que coma ajos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario