
Hacer
publicidad es hoy de lo más fácil que nos podamos imaginar. En cualquier esquina de cualquier barrio de cualquier pueblo del mundo, hay mínimo tres o cuatro
empresas que se dedican a ello, y si hablas con ellas resulta que todas son
lo mejor del mundo mundial, y te explican de mil y una formas distintas lo que pueden hacer por ti y
por tu empresa, sin por supuesto
garantizarte un resultado. Se conoce que saben lo que decir y prometer, y lo que no.
Sin embargo
la más efectiva publicidad es la que te hacen tus clientes, pero para eso previamente has de tener una
imágen de marca, ser un
referente por algo que te haga distinto a los demás, diferente del rabaño, de la multitud. Eso hace que
tu cliente contigo se sienta
especial, aún cuando sólo sea por no hacer como dice la canción, todo igual que el resto de la gente. Claro que ésto es más fácil de decir o escribir que de hacer, porque la pregunta que de inmediato nos viene a la mente es:
¿Cómo puedo
labrar mi marca en la mente de
mis clientes? Y la respuesta es obvia. Depende de tantos factores, que se podrían escribir varios libros sobre ello. Probablemente ya se hayan escrito, y lo que habría que hacer entonces es leerlo y aplicar esos conocimientos, ideas, sugerencias y recomendaciones a nuestra particular situación concreta, cosa que humildemente te recomiendo mejor dejes en manos de un profesional, de
un líder en su sector, que se haya distinguido precisamente por su buen hacer en situaciones similares.
A mi la experiencia me dice que mejor dejarlo en manos de empresas como las que se encargan de la
gestión integral de una campaña de creación de marca.
Yo para estas cosas, mejor tiro a lo seguro.
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